PARA CAMBIAR HAY QUE MOTIVAR AL ELEFANTE
Conozco varias personas que han sufrido un problema cardiovascular y se han comprometido a cambiar sus hábitos de vida, pero siguen realizando una vida sedentaria o fumando como si nada pasara. ¿Por qué hacen esto, si saben que su vida está en peligro? Yo mismo he intentado en varias oportunidades comenzar una dieta, pero al segundo día la he abandonado. ¿Qué es lo que sucede en mi interior, que me hace cambiar el rumbo que me había fijado?
El psicólogo Chip Heath en su libro “Swith: Como cambiar cosas cuando el cambio es duro”, sostiene que los seres humanos pensamos sobre cualquier asunto desde dos lugares. Por un lado está el lado del cerebro que es racional, analítico y solucionador de problemas. Por el otro, está el lado emocional, que es adicto al impulso y a las rutinas confortables. El racional puede decirnos que necesitamos un cambio en nuestra vida, ir en una dirección diferente. Pero el emocional está cómodo con las viejas maneras de pensar, y hacer las cosas, y siente una gran preocupación ante la posibilidad de un cambio.
El psicólogo Jonathan Haidt habla de la metáfora de un ser humano montado en un elefante. El jinete representa nuestro costado analítico, planificador, que decide “necesito ir a algún lugar y quiero ir en esta dirección”, y se pone en camino. Pero también está el elefante, que representa el elemento emocional y es el que provee la energía. El jinete puede intentar conducir al elefante, pero en una competencia directa de voluntades ganará el segundo, que tiene seis toneladas de ventaja. Para lograr un cambio tanto en nuestras vidas, es necesario alinear ambos lados del cerebro, señalando la dirección al jinete pero motivando al elefante para que emprenda el viaje.
Pero, ¿cómo podemos “motivar al elefante”?
Existen tres formas de motivarlo:
Aumentar nuestra vida espiritual: el mundo acelerado y alejado de Dios en el que vivimos nos convierte en seres apáticos, sin fuerza y con una tristeza interior increíble. Cultivar nuestra vida espiritual, nos orienta y nos da un justo equilibrio.
Darnos tiempo para la buena lectura, el arte, la naturaleza y la reflexión interior: vivir corriendo detrás de las cosas sólo hará que nos desgastemos y aburramos. El contacto con la naturaleza, con nosotros mismos y con las distintas formas de arte ubicará al elefante en su “territorio” y le brindará la identidad que necesita para seguir adelante.
Imitarnos a nosotros mismos. Muchos intentan cambiar imitando a otros. Pero ello no sirve. Ninguna persona es igual a otra. A su vez, esto genera una resistencia natural. Es preferible utilizar la técnica de los “puntos positivos”. Esto es que no deberíamos parecernos a otros, sino a nosotros mismos tal como somos en nuestros mejores momentos. Pensemos en aquellas cosas que hemos hecho o estamos haciendo que han funcionado tremendamente bien. Las personas solemos focalizarnos en lo negativo, en particular en situaciones de cambio. Pensar en nuestros puntos positivos motivará con fuerza al elefante.
Si mantenemos motivado a nuestro elefante, seguramente lograremos alcanzar las metas que nos proponemos, y a su vez, podremos motivar a otros.
Fernando Piñeiro
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