La fuerza de soñar como impulso hacia el futuro
Fernando Piñeiro.
Un rey tenía dos halcones. Uno volaba hacía tiempo y el otro ni si quiera se había movido de la rama desde el día de su llegada a palacio.
El rey mandó llamar a los mejores entrenadores de todo tipo, pero nadie pudo hacer volar al ave.
Publicó un edicto para buscar a alguien que pudiese solucionar el problema, hasta que un día alguien hizo volar al halcón.
—Tráiganme al autor de ese milagro,dijo el rey.
Enseguida le presentaron a un campesino.
—¿Tú hiciste volar al halcón? ¿Cómo lo hiciste? ¿Eres mago, acaso?
El hombre, que era un humilde paisano, le contestó:
—Fue muy fácil majestad, sólo le corté la rama en la que se apoyaba. El pájaro se dio cuenta de que tenía alas y entonces comenzó a volar.
El cinismo conduce a la desesperación, la depresión, la derrota. Si uno se convence de que soñar no sirve para nada y tener ideales es inútil, nos resignamos a ser mediocres y nos condenamos a vivir una realidad que es una prisión.
Más importante aún es saber que los sueños nunca son individuales. Los sueños se comparten y cuando un sueño se comparte, comienza a realizarse. Cuántas grandes creaciones humanas se han hecho por personas que han soñado y han compartido sus sueños e ideales.
Es preciso que imaginemos cosas ‘imposibles’, que trabajemos en pos de ‘objetivos irrealizables’, y que tengamos ideales que transformen nuestro equipo, nuestra empresa y nuestra comunidad.
Podemos superar todas las dificultades, en la medida de nuestros sueños. Los sueños nos mantienen jóvenes y nos meten en las aventuras que otros llaman “locuras”.