La Sonrisa del Liderazgo
Un modelo a imitar en estos momentos.
Pocos conocen que el Hospital de Niños de La Plata lleva el nombre de una mujer, que no fue médica, pero que produjo un cambio sustancial en el sistema de salud durante la primera mitad del siglo XX.
Su nombre es Sor María Ludovica. ¿Cómo lo logró? Ejerciendo un liderazgo diferente y revolucionario para su época, que tuvo como como eje primordial mejorar la calidad de vida de innumerables niños y familias. Fue un liderazgo basado en resultados concretos y a la vez transformadores. Sostenido en el amor, en el respeto y en el esfuerzo por modificar la realidad.
El cambio que provocó fue enorme. Tan sólo observar lo que era la salita de primeros auxilios en 1904, hasta convertirla en el hospital de Niños de La Plata, modelo para Latinoamérica. Y no se quedó allí. Trajo al hospital la mejor infraestructura médica de la época, junto con un personal de primer nivel. Creó un solárium para niños en Punta Mogotes, al estilo de los principales centros de tratamiento europeos, y un “pueblo” alrededor en Esteban Echeverría, entre otras cosas para abastecer las necesidades del hospital. Y lo más importante, logró transformar los corazones de los niños, sus padres, los médicos y de todo el personal del hospital.
Lo más llamativo es que Sor Ludovica se fue haciendo. Su condición de mujer en esa época, su analfabetismo y su poca experiencia, no impidieron que fuera aprendiendo desde lo básico y lograra vencer sus propios miedos. Su confianza en el Señor, en su equipo y en sus propias fuerzas la impulsaron a hacer lo que hizo, más allá de lo difícil que pudiera resultar.
Su objetivo era grande, y aunque no lo tuviera claro de antemano, sabía y sentía en su corazón que algo importante tenían que hacer. Su misión no le vino impuesta desde ningún superior. Tampoco contó con un manual de procedimientos o alguna hoja de ruta. Ella lo fue descubriendo en el hacer diario, en cada impulso, en cada corazonada. Su inspiración fue el rostro de los niños y sus familias. Los problemas no la frenaron. A mayor problema, mayor confianza y mayor ideas nuevas para enfrentarlos.
Mostró a monjas, enfermeras y médicos un mundo diferente y posible. Los motivó con la palabra y con el ejemplo. El liderazgo de Sor Ludovica es un modelo diferente, vital y muy apropiado para este convulsionado siglo XXI.
Por Fernando Piñeiro
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