Los líderes motivan con el ejemplo
Ayudan a conseguir lo mejor de cada uno
La tarea de un líder es motivar a la gente. Para eso, un líder no marcha adelante sólo, sino tiene que dar motivos a su gente para esforzarse más.
Motivar significa influir en el ánimo de los demás para que actúen de un modo mejor, para el bien de todo el grupo tanto en la familia, la escuela, o el trabajo.
Ese influjo se obtiene mediante el uso de palabras que ayuden a mejorar las creencias que cada persona tiene de sí. Esas creencias dependen del aprendizaje en la casa, del tipo de educación, y de las personas que nos han rodeado.
La motivación logra un cambio de conducta. Eso permite ganar batallas en situaciones difíciles, cuando pueden aparecer casos que parecen insuperables. Al marchar unidos los problemas se resuelven, aunque lleve tiempo.
El líder no da motivaciones externas, como premios, sino da motivaciones interiores que ayudan a los demás a crecer también en cuanto personas.
Por eso, impulsa a presentar proyectos, se rodea de personas activas y logran que los trabajos se entreguen a tiempo.
El líder se motiva a sí mismo porque tiene amigos y confidentes imaginativos, exitosos y optimistas. Conoce gente que tomó decisiones fuertes y ganaron. Además, los líderes auténticos huyen de quienes tienen miedo a cometer errores. Como todo humano, los líderes se equivocan, aunque piensan en el beneficio que su vida tiene para la sociedad humana, a comenzar por la familia.
Presentamos una lista aproximada del ejemplo que da un líder.
- No llegar tarde al trabajo o la reunión, ni dejar de saludar de modo correcto.
- No olvidar dejar preparada la agenda para el día siguiente.
- No omitir una lista de las actividades del día, incluso llamados y whatsapp.
- No postergar el estudio de los términos y abreviaturas usuales.
- No aceptar pedidos de otros equipos sin el permiso del superior.
- No ser arrogante para que las cosas salgan con éxito.
- No dejar para después lo que debe hacerse enseguida.
- No mezclar los asuntos personales y familiares con el trabajo.
- No conversar sobre los proyectos del equipo, fuera del grupo.
- No dar la opinión, si no la piden.
- No tener vergüenza de disculparse de los errores
- No esperar alabanzas y premios.
Por Osvaldo Santagada
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