Como un líder tiene que aprender
Lo que escucho lo olvido.
Lo que veo lo recuerdo.
Pero lo que hago, lo entiendo.”
Confucio
En la antigua China vivía un señor cuyo oficio era criar caballos. Debido a su experiencia y conocimiento, su fama se había extendido por el país. No solo se dedicaba a la crianza, sino también al entrenamiento, y había escrito varios libros sobre el tema. A sus campos llegaban alumnos de todo el país para tomar clases y aprender el oficio. Entre sus discípulos, también se encontraba su hijo. Éste, en su afán por superarse, en lugar de acudir cada día al campo de entrenamiento, leía atentamente los libros que había escrito su padre y los repetía de memoria a fin de recordar exactamente cada detalle. Un día, quiso demostrarle su abnegación haciéndole un regalo. Recordó que su padre había escrito: “Un ejemplar pura sangre debe tener ojos grandes y vivaces, patas anchas y formadas”. Después de algún tiempo, se presentó ante él con un sapo. El padre lo miró desconcertado y le preguntó: “Hijo. ¿Qué me has traído?”. Éste le respondió: “Padre, en tus libros dices que un pura sangre debe tener ojos grandes y vivaces, patas anchas y formadas. Yo te traje uno, ¿no estás orgulloso?”. El padre le aconsejó: “Hijo, si quieres aprender un oficio, no busques el conocimiento solo en los libros, sino en la práctica y la experiencia.”
Hoy en día los conocimientos adquiridos se asemejan a esos productos que compramos en el supermercado y que depositamos en una alacena y cuando los vamos a utilizar nos damos cuenta de que están vencidos. La celeridad de las comunicaciones y de la información, provoca en muchos casos, que los conceptos aprendidos hayan quedado obsoletos. El líder debe estar en continuo proceso de aprendizaje, aunque este proceso debe realizarse de una manera particular.
Si uno asiste a un curso y el profesor empieza a vaciarnos su jarra de agua de conocimiento, llegará un momento en que el agua colmará el vaso en nuestra mente. Si el profesor continúa sin dejarnos digerir el agua que ha vaciado, el agua se rebalsará y sólo se asimilará muy poco de los conocimientos en ella contenidos. Este tipo de enseñanza es de estilo bancario. El instructor deposita la información teórica en la mente del alumno. El liderazgo no se aprende así, porque es una capacidad que tiene un componente de conocimientos, habilidades y actitudes. Es importante el marco teórico, aunque debe ir acompañado de otras metodologías de aprendizaje. Como en el caso del cuento. No sólo se aprende de caballos leyendo los libros. El contacto con ellos y la práctica hacen a una persona experta en el rubro. La única forma de aprender una habilidad es practicándola, y eso mismo es lo que precisa el liderazgo.
El liderazgo requiere reemplazar hábitos anticuados por conductas nuevas, y eso no es fácil de lograr. Necesita aprender valores y llevarlos a la práctica para que se conviertan en virtudes. Se requieren tres semanas de aplicación de la nueva conducta para cambiar un hábito.
La capacitación formal es útil y colabora en la formación de líderes, aunque la mejor manera de aprender liderazgo es con el ejemplo. “La mejor manera de aprender a dirigir es dejándose guiar” [1]. Así como los niños aprenden imitando el lenguaje con los acentos, dejos y jerga de los padres, de la misma manera el liderazgo se aprende observando a los líderes.
[1] ANSELM GRÜN, Liderazgo, un enfoque espiritual. Buenos Aires, Lumen, 2009.
Fernando Piñeiro
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Lo primero que debes tener en cuenta es que tu cuerpo es la forma de conectar y guiar al caballo. Por ello, mantener una buena posicion en el asiento es indispensable para que todo ello funcione. No descuides esto en ningun momento, independientemente del ejercicio que estes realizando con tu caballo. En general, el cuerpo debe estar relajado en la montura; y para mantener el equilibrio, tiene que dibujar una linea recta a lo largo de oreja, hombro, cadera y talon. Ademas, debes sentir los dos isquiones de los gluteos en la montura.