¿Cómo tomar buenas decisiones?
Las actitudes que hay que tener en cuenta.
Estamos permanentemente bajo presión para decidir. Esto nos sobre exige y nos hace gastar mucha energía. Con frecuencia nos preguntamos cómo podríamos reconocer cual es la decisión correcta y cómo decidirnos cuando los argumentos para seguir direcciones diferentes son igualmente sólidos.
A continuación se brinda una serie de ideas para tomar buenas decisiones:
El primer paso es tomar conciencia de que no hay decisión absolutamente correcta. Debemos decidirnos por lo que es prudente. La prudencia es la capacidad de hacer lo mejor en este momento.
El segundo paso es llegar a decidir por uno mismo, y no hacerse dependiente de la reacción de los demás. Se debe tomar cada decisión con responsabilidad hacia el entorno, pero uno no puede volverse dependiente de cada reacción de los demás. Es necesario que la decisión esté en coincidencia con nuestro fuero íntimo.
La tercera actitud es la predisposición a equivocarse. El que quiere ganar además debe poder perder. El que tiene temor de llegar a ser el perdedor está interiormente paralizado.
La cuarta actitud es la confianza. Se ha reflexionado sobre todos los argumentos. Ahora, es necesario escuchar en el interior de cada uno; escuchar los impulsos que llegan desde el corazón. No quedarse entonces sólo en la mente, sino que, lleno de confianza, escuchar al corazón, y luego decidir sin reflexionar mucho más.
La confianza tiene que ver con el presentimiento. Es importante a la hora de tomar decisiones, confiar en la intuición. La intuición también nos alerta si hay algo que no está en orden. Para quien cree en Dios es bueno potenciarla con la oración. Cuando se reza en una situación decisiva, la oración nos coloca a una saludable distancia de las decisiones a tomar.
Puede ser una buena ayuda ponerse un plazo, dentro del cual se debería decidir. La dilatación de la decisión sólo puede agravar el problema. Sin embargo, también es bueno ganar un poco de tiempo. De ser posible si se puede no apresurar la decisión, esto permite entrar en contacto con diversas soluciones creativas que se desarrollan en el interior de cada persona.
Una buena práctica es reservarse espacios de silencio. Esto puede ser también una caminata o un paseo. No es conveniente pensar todo el tiempo en la decisión. En varias ocasiones, vemos un árbol o un paisaje y se abre para nosotros un panorama diferente. Esas pequeñas experiencias traen claridad a nuestro pensamiento y nuestra decisión.
Lo más importante es tener el valor de confiar en nuestra capacidad para tomar decisiones adecuadas y reconocer el momento apropiado para hacerlo.
Por Fernando Piñeiro
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